CROQUETAS DE POLLO

En mi mundo de las croquetas existen dos personas que son referente imprescindible: mi madre y mi cuñada Paloma.

Mi madre hace unas croquetas de gambas que son realmente sublimes, y por supuesto estad seguros que compartiré con todos vosotros esa receta en una próxima entrada del blog.

Pero ahora las que tocan son las croquetas de pollo de mi cuñada Paloma, que tengo que reconocer que también salen muy buenas.  

Y como da la casualidad de que el fin de semana pasado comimos pollo asado, pues he aprovechado los restos de pollo asado para ponerme manos a la obra. 

¡Espero que os gusten!

Ingredientes: 

• 1 cebolla grande
• 200 g de pollo asado
• ½ litro de leche
• 2 cucharadas y media de harina
• 1 pastilla de caldo de pollo (avecrem)
• Aceite de oliva virgen extra
• 1 huevo batido
• Pan rallado

Preparación:

En una sartén con aceite pochar la cebolla finamente picada. Con una espumadera escurrir bien la cebolla y reservar.

Rehogar el pollo cortado en trocitos junto con la cebolla y la harina a fuego medio. Si utilizas la misma sartén donde pochaste la cebolla no es necesario añadir aceite, con lo que se queda en la sartén al retirar el aceite de pochar la cebolla es suficiente.

Cuando  se haya tostado ligeramente la harina, baja el fuego, echa la pastilla de avecrem desmigada y  empieza a incorporar la leche templada poco a poco. No te olvides de remover continuamente con una cuchara de palo para evitar que se hagan grumos.

Cuando la salsa esté bien ligada sube el fuego y sigue dando vueltas con la cuchara de palo para que no se pegue. Continua  unos 12-15 minutos a fuego medio  hasta que tengas un relleno más consistente que una salsa bechamel. Un truco para saber que ya está suficientemente consistente es que se separe con facilidad de las paredes de la sartén.

Echa el relleno en un recipiente rectangular de 22x16 y deja que se enfríe. Tápalo y mételo en el frigorífico durante 1 día.

Al día siguiente, saca la masa del frigorífico y mientras vas dando forma a las croquetas ayudándote con una cuchara y tus manos, pon a calentar una sartén con abundante aceite a fuego medio-alto.

Pasa las croquetas por huevo batido y a continuación por pan rallado.

Fríelas hasta que tengan un bonito color dorado. Sácalas con una espumadera y déjalas en un plato sobre papel de cocina para eliminar el exceso de grasa.

Chemadiez

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