Esta tarta tiene
mucha historia y, si no me equivoco, data del año 1832.

Como nunca
he probado la tarta que sirven en el hotel Sacher de Viena, no puedo deciros si
esta receta se aproxima al original. Sin embargo, creo que el resultado es más
que satisfactorio porque la tarta queda espectacular.
Y aunque en
la tarta original utilizan mermelada de albaricoque, en mi modesta opinión la
confitura de fresa le añade un plus que la mejora. Pero si eres de los
clásicos, no cambies y utiliza el albaricoque, que es lo que Franz Sacher haría.
En mi casa
es un éxito seguro y hasta yo mismo, que no soy muy chocolatero, soy de los que
opina que mejor dos trozos que uno.
Ingredientes
Para el bizcocho
- 130 g de chocolate negro para cobertura
- 100 ml de nata líquida
- 130 g de mantequilla en pomada
- 110 g de azúcar glas
- 6 huevos medianos (separar las yemas de las claras)
- 130 g de harina
- 1 cucharadita de levadura de repostería (Royal)
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- 2 cucharadas de azúcar glas
Para el relleno del bizcocho
- 350 g de confitura de fresa
Para el almíbar
- 100 g de azúcar
- 150 ml de agua
- un chorrito de whisky o ron
Para la cobertura
- 130 g de chocolate negro para cobertura
- 100 ml de nata líquida
- 30 g de mantequilla
Preparación
El bizcocho
Ponemos la nata en un cazo y cuando empiece a hervir retiramos
del fuego y echamos el chocolate en trocitos removiendo bien hasta que el
chocolate esté completamente derretido.
Dejar templar para su posterior incorporación a la masa del
bizcocho.
Precalentamos el horno a 180˚ calor arriba y abajo.
Con la batidora de varillas batimos la mantequilla y el azúcar
glas hasta que esté cremosa (unos 5 minutos).
Añadimos el extracto de vainilla y la yemas y seguimos batiendo
hasta que estén bien incorporadas.
A continuación se incorpora el chocolate derretido con la nata y
se mezcla a fondo con la batidora de varillas.
Agregamos la harina mezclada con la levadura y tamizada y batimos
velocidad baja hasta obtener una mezcla
homogénea.
Ayudándonos con una espátula incorporamos, mediante movimientos envolventes, las claras montadas a punto de nieve con dos cucharadas de azúcar glas.
Untamos un molde desmontable de 24 cm de diámetro con mantequilla
y espolvoreamos con harina para facilitar el desmoldado del bizcocho.
Vertemos la mezcla en el molde y horneamos a 180˚ durante 50
minutos (poner la rejilla del horno una posición por debajo de la media).
Dejamos templar y desmoldamos sobre una rejilla.
El relleno
Tendremos que preparar el almíbar y, si queremos tener una
confitura de una textura más fina, habrá que calentarla y pasarla por un
colador.
El almíbar se tiene que preparar con antelación para que esté
templado cuando procedamos a realizar el relleno de la tarta. Mi consejo es que
durante el horneado del bizcocho se prepare el almíbar en un cazo. Bastará con
tener hirviendo el agua con el azúcar y el whisky durante unos 5 minutos.
Cuando el bizcocho esté casi frío lo abrimos por la mitad y
ayudándonos con una jeringuilla aplicamos uniformemente el almíbar a las dos
mitades del bizcocho. A continuación extendemos la confitura por encima de las
dos mitades de bizcocho y dejamos durante unos minutos para permitir que la
confitura empape un poco el bizcocho.
Unir las dos mitades del bizcocho por la parte donde hemos
extendido la confitura y colocarlo sobre una base de unos 24 cm de diámetro.
La cobertura de chocolate
Pon la nata en un cazo a fuego medio. Retira del fuego cuando
rompa a hervir y echa el chocolate troceado. Remueve hasta que esté
totalmente integrado. Si fuera necesario añadimos la mantequilla para dar más brillo.
Pon el bizcocho relleno sobre una rejilla y cubre la tarta con
el glaseado de chocolate. Espera a que se enfríe la cobertura de chocolate.
Aunque no necesita decoración alguna, podemos hacer unos adornos
con chocolate blanco (lo típico es
escribir la palabra Sacher)
Procura conservar la tarta en un lugar fresco y si es posible
evita meterla en la nevera.
Pero si finalmente la conservas en la nevera, sácala un par de
horas antes de servir.
Chemadiez
Nota: En la tarta de la foto aparecen unas rosas de fondant
hechas siguiendo el método que muestra Alma Obregón en este video. Pero si no
tienes fondant, ni moldes para las hojas, ni colorantes rosa y verde, no te
compliques la vida y elige el adorno clásico que es escribir la palabra Sacher
con chocolate blanco.
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